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CONTINENTE SUR : Antártida y Malvinas ¿Un mismo conflicto?

10 DE OCTUBRE DE 2025.-//ANÁLISIS EDITORIAL//_  La política antártica ha adquirido una importancia fundamental en el escenario actual. “Ello se explica por su potencialidad intrínseca en materia de recursos naturales, pero también a raíz de que el continente representa adicionalmente una plataforma de proyección de importancia hacia los restantes espacios oceánicos australes del planeta: el Pacífico sur, Atlántico sur e Índico sur” .

Consideremos que su borde costero,  es de aproximadamente 23.000 Kms. de longitud. Esa “puerta de entrada” corresponde a la península Antártica , otorgándole un alto y real valor geoeconómico de los recursos naturales, de ahí que los acuerdos generados con posterioridad a la firma del Tratado Antártico (TA),.

Por lo tanto, sobre la península Antártica, por sus cualidades favorables para acceder al “continente blanco”, recae una presión geopolítica que adquiere una significación muy particular para el Cono Sur de América.

Las partes interesadas en la región están comprometidas en el desarrollo y el establecimiento de instrumentos multilaterales de cooperación, aun cuando suelen mostrar, a veces, intereses encontrados y conflictivos por el futuro del espacio antártico.

Los Estados que tienen “Reclamaciones pendientes de soberanía” (Artículo IV del TA) son Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Francia y Nueva Zelanda.  Chile declaró su soberanía entre los meridianos 53° y 90° de longitud Oeste y Argentina hizo lo propio entre el meridiano 25° al 74° de longitud Oeste. Sumado a lo anterior el Reino Unido mantiene su reclamación entre los meridianos 20° y 80° de longitud Oeste, lo cual se superpone en gran parte de la “Tierra de San Martín” y por lo menos a la mitad de la “Tierra de O”Higgins” (15). Por otra parte, en el sector comprendido entre el meridiano 90° y 150° de longitud Oeste, nos encontramos con una porción del territorio antártico no reclamada por ningún Estado y la porción de territorio reclamada por Noruega que no tiene claramente especificado su límite exterior.

La Argentina reivindica soberanía sobre el denominado “Sector Antártico Argentino”, definido por el paralelo 60º Sur y el Polo Sur, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste. Estos dos últimos corresponden a los límites extremos longitudinales de la Argentina: 74º Oeste marca el punto más occidental del límite con Chile (el Cerro Bertrand, Provincia de Santa Cruz) y el meridiano 25º Oeste corresponde a las islas Sándwich del Sur (Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur). La superficie del Sector Antártico Argentino es de aproximadamente 1.461.597 km², de los cuales 965.314 km² corresponden a tierra firme.

Fundamenta su reclamo sobre este Sector, en virtud de múltiples elementos, entre los que se destacan la contigüidad geográfica y continuidad geológica con el territorio argentino; la instalación y ocupación permanente de bases antárticas y el desarrollo de actividad científica por más de un siglo; y la herencia histórica de España, entre otros .

El Sector Antártico Argentino forma parte del territorio de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Ley 23.775), aunque está sujeto al régimen del Tratado Antártico, firmado en 1959.

La soberanía constituye el primer interés geopolítico común para los Estados, lo que para el caso de Argentina y Chile no es la excepción, de ahí que resulta interesante citar la “Declaración Conjunta de Santiago”, realizada por ambos países en el mes de marzo del año 1948, indicando que:

“Ambos gobiernos actuarán de común acuerdo en la protección y defensa jurídica de sus derechos en la Antártica Sudamericana, comprendida entre los meridianos 25° y 90° de longitud Oeste de Greenwich, en cuyos territorios se reconocen Chile y la República de Argentina incuestionables derechos de soberanía”. Obviamente, esta declaración no solucionó los diferendos limítrofes entre ambos Estados, pero constituyó una respuesta de cooperación e integridad regional entre dos países sudamericanos ante la amenaza representada por Gran Bretaña u otra potencia frente a un objetivo geopolítico común.

Los entes especializados en temas Antárticos de cada uno de los Estados habrán de configurar las estrategias de manera conjunta, a fin de discutir las diferentes posiciones e intentar llegar a un compromiso de común acuerdo. En este contexto, no se han registrado grandes fuentes de conflicto aparte de las potenciales disputas que prevemos entre los estados antárticos y aquellos que plantean principios de mejor derecho en sus pretensiones soberanas en la Antártica, por lo que en ese sentido es pertinente considerar los siguientes puntos: I) intereses que podrían generar confrontación, y II) en materia de Política Bilateral.

Como una forma de demostración, acerca de la existencia de estrategias conjuntas, -libradas por la Argentina y Chile- resulta válido recordar que en 1952 se produjeron los sucesos de mayor hostilidad entre Argentina, Chile y el Reino Unido. Esto luego de que una fuerza británica intentó ocupar la posesión argentina en Bahía Esperanza, pero fue repelida por la delegación argentina. El Reino Unido reaccionó y ordenó un desembarco en la Isla Decepción, deteniendo a varios soldados argentinos e incluso destruyó posesiones argentinas y chilenas en el verano de 1953. Un tiempo después el nivel de confrontación entre Argentina e Inglaterra alcanzó un punto tan alto que hasta se llegó a hablar de “guerra abierta” entre ambas naciones .

En 1955, la tensión entre estos países derivó en una controversia judicial ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la soberanía en la Antártida; la acción iniciada por los ingleses pretendía lograr el reconocimiento de sus títulos y el rechazo a los reclamos argentinos y chilenos (18). Sin embargo, las demandas fueron archivadas debido a que Argentina y Chile no aceptaron la jurisdicción de la Corte Internacional.

CONTINENTE BLANCO .

Las islas del Arco de Scotia y las Malvinas, ambas de gran valor para proyectar su posición hacia el “continente blanco” que a su vez permite controlar las comunicaciones marítimas entre el cono sudamericano y la Antártica y restar fuerza a las reclamaciones de soberanía por parte de Gran Bretaña .

Por su parte el Ex Vicecanciller de Argentina y Jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (1992-1996), Doctor Andrés Cisneros nos expone una postura que es la aceptada por la República Argentina, en cuanto a que el tema de Malvinas y de la Antártica avanzan por cuerdas separadas, enfatizando que “El primer dato, el más importante, es que este conflicto (Malvinas) no se resuelve porque se da entre dos países que tienen un peso en el mundo que es muy distinto. Si no fuera así, este conflicto estaría resuelto hace años.

A los argentinos nos quedan pendientes dos grandes disputas que involucran territorios: Malvinas y la Antártida. Tienen muchos puntos de contacto, pero las vivimos de manera separada, como temas independientes, cada uno por su lado. El elemento más determinante es que, en ambos conflictos, aparecemos confiando únicamente en el aspecto jurídico, en la supremacía final que, alguna vez, se reconocerá a nuestros mejores derechos” .

Sin embargo, el citado autor explica que atendida la evolución de los acontecimientos, en la actualidad los vínculos de la Antártica y Malvinas presentarían un común denominador, ya que en ambos conflictos: los argentinos nos hemos refugiado exclusivamente en la razón jurídica y desatendimos los aspectos de realismo y diplomacia. Y, también como en Malvinas, los ingleses no se limitaron a lo jurídico y operan activamente en otros campos . Por lo que concluye que  (…)  «Malvinas y Antártida, los más simbólicos y, al mismo tiempo, el más antiguo y el más nuevo de nuestros conflictos internacionales, comparten la urgente necesidad de que los convirtamos, lo antes posible, en verdaderas políticas de Estado”.

 

 

 

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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