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El rol femenino en la política regional: Por Virginia BOTANA.

DESDE LA DÉCADA DE LOS NOVENTA SE HA INCREMENTADO LA IN TERVENCIÓN DEL GÉNERO EN EL ÁMBITO DE LA POLÍTICA DE AMÉRICA LATINA. SIN EMBARGO TODAVÍA FALTA MUCHO PARA QUE LA PARTICIPACIÓN FEMENINA SEA EQUITATIVA.

Los años noventa fueron testigos del progreso sin precedente logrado por el liderazgo de la mujer en América latina.

Un adelanto general en las capacidades y oportunidades para las mujeres, cambios de actitud acerca de la participación femenina en la política así como la consolidación de las institiciones democráticas en la mayoría de los países, han creado un clima favorable para que las mujeres llegen a ocupar puestos de poder en números nunca antes vistos.

Cabe recordar que en 1944, en Ecuador, se produjo el primer nombramiento de una mujer en un cargo ministerial. Fué el de Nélida Martínez, ocupando la cartera del Interior. 

Hoy, los países de Latinoamérica han ido incorporando paulatinamente a las mijeres en las distintos espacios de decisión y han logrado encabezar incluso hasta los sectores menos tradicionales como lo son los ministerios de Defensa, relaciones exteriores y economía.

El reciente gobierno de Chile, encabezado por la presidente Michelle Bachelet, que construyò su gabinete nacional con una paritaria rigurosa, como parte de su programa ( igual candidad de hombres que de mujeres en los cargos ministeriales y de primer nivel de decisión ),  constituyó un demostrativo avance de esta tendencia y tuvoun efecto dominó en países como Perú, Nicaragua y Ecuador  que replicaran esta iniciativa de incorporar alrededor del 30 por ciento de mujeres en sus gabinetes. 

El caso de Cristina Fernández, presidenta electa de la República Argentina o el de Rigoberta Menchú, en Guatemala, son más ejemplos de esta situación.

En la actualidad las mujeres ministras representan el 25 por ciento del total de los gabinetes ministeriales en el continente, según cifras del Instituto Internacional de Investigaciones y capacitación de las Naciones Unidas para la promoción de la Mujer ( INSTRAM) 2007. 

Entre 1991 y el año 2000, doce países latinoamericanos aprobaron leyes de cuotas que establecen un mínimo de entre 20 y 40 por ciento de participación femenina candidatas a elecciones nacionales. La aprobación de cuotas se llevó a cabo después de la celebración, en 1955, de la plataforma de acción sancionada en Beijing que covocara a los gobiernos "a asegurar un  acceso  igualitario y de participación completa de la mujer en las estructuras de poder ",  así como a adoptar medidas para la promoción de grupos postergados con el fin de lograr una intervención más equitativa en los distintos ámbitos del Estado.

Según el estudio de la CEPAL, las cuotas para mujeres han tenido un efecto positivo en la mayoría de los países: desde el momento en que entraron en vigor las leyes, la representación femenina en el Congreso se disparó de un 6 a un 36 por ciento en la Argentina; del 16 al 39 por ciento en Costa Rica; del 11 al 30 por ciento en Perú y del 9 al 22 por ciento en México. Comparativamente en Guatemala,  donde no hay cuotas, la representación femenina en el Congreso es de apenas 8 por ciento.

Sin embargo los efectos de las cuotas han variado en los distintos países. Sólo en la Argentina, Paraguay  y Perú la presencia de la mujer ha logrado acercarse  a los niveles de las cuotas establecidas.

En el caso de la Argentina, el número de mujeres en el Congreso dió un salto de 6 a 27 por coiento y en las elecciones de abril en Perú, la presencia de mujeres, la presencia de mujeresse duplicó del 13 al 326 de un total de 120, es decir del 11 al 22 por ciento. En otros casos, como la Cámara de Diputados de Bolivia, Brasil y Panamá y en el Senado de Bolivia y Venezuela; los efectos han sido mínimos.

Esta falta de equilibrio puede explicarse por las diferencias en las mismas leyes y por la naturaleza de los sistemas electorales a los que se aplican estas leyes. Debido a esto para que el sistema de cuotas actúe de manera eficiente, real y concretamente en los diferentes países, tendría que ser aprobada de manera obligatoria,  y alentar  además específicamente la forma de aplicación,  ya que en algunos países este tipo de leyes a pesar de establecer porcentajes mínimos de candidatas, toman forma de "recomendación", por parte de los partidos políticos y no de "mandato".   

Demos como último ejemplo el de Brasil donde las leyes de cuota sostienen que los partidos políticos deben resevar el 25 por ciento de las plazas para las mujeres, pero que no se reuieren realmente que cubran esas plazas con candidatas del género. 

 

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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