ECONOMIA AL PALO : ¿El Plan motosierra llega a las elecciones?
1 DE SEPTIEMBRE DE 2025 ( Análisis) .- Milei, el presidente economista, el que se jactaba de ser un “especialista en crecimiento económico, con y sin dinero”, el que llegó a decir que “merecía el premio Nobel de economía”, llega a las elecciones pidiendo la hora, rezando para que no se le escape el dólar y todo entre en crisis.
El presidente ultraderechista logró uno de sus objetivos principales: pulverizar salarios, jubilaciones, echar a decenas de miles de estatales, cerrar organismos del Estado, desfinanciar la salud, la educación, la ciencia y técnica y quitar 110.000 pensiones a personas con discapacidad. Todo bajo el título de “achicar el gasto” y “lograr el superávit fiscal”. Claro que la consigna “no hay plata”, valió sólo para el pueblo trabajador. Al mismo tiempo se le bajaron impuestos a los ricos, se pagó millonadas a los bancos y especuladores en conceptos de intereses de deuda interna y se cumplió a rajatabla con todos los vencimientos con los acreedores externos y el FMI.
La Libertad Avanza muestra como su gran éxito económico una supuesta estabilidad de precios, a partir de la baja de los índices de inflación. Además habla de una reactivación este año con respecto a 2024. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
¿De verdad se acabó la inflación?
Tajantemente no. Aún cuando los índices de inflación bajaron un poco en estos últimos dos meses, igual los precios siguieron subiendo por encima de cualquier aumento de salarios o jubilaciones.
Además, muchas trabajadoras y trabajadores observan que su costo de vida sube mucho más que los números que calcula el Indec. Cierto. La canasta que utiliza el Indec para comparar precios es vieja, no reflejando el real consumo popular, en particular lo que se gasta en tarifas de servicios públicos.
Y a esto agreguemos que en agosto ya se empieza a ver que la pequeña baja de inflación que empezó en mayo ya empezó a “pegar la vuelta”, de la mano de la suba del dólar y arranca otra vez para arriba. En concreto agosto dará un índice otra vez superior al 2%.
¿Y la reactivación?
Esta era la otra promesa de Milei: “vamos a crecer en V”, “la economía se irá para arriba como pedo de buzo”, eran las afirmaciones del presidente.
La caída de 2024, producto del ajuste salvaje, fue tan fuerte, que cualquier número que se compare con el año pasado naturalmente da hacia arriba. Sin embargo, todos los estudios señalan, comparando cada mes con el anterior, que ya hace tres que estamos en recesión. Por eso hay centenares de empresas que ya cerraron y se perdieron decenas de miles de puestos de trabajo en el sector privado.
El FMI al rescate de Milei
Ya desde principios de año quedaba claro que el plan del gobierno era mostrar una estabilidad ficticia, con inflación supuestamente bajo control, con el artificio de sostener apreciado el peso (lo que popularmente se conoce como un “dólar barato”). Esto no es gratis: inundación de productos importados más baratos que revientan la producción local, miles de millones de dólares que se van por turismo al exterior, más la fuga de capitales por parte de los especuladores que lograban hacerse de ese dólar barato. Ya en marzo se veía que esto era insostenible: el gobierno ofrecía dólares baratos que no tenía, ya que las reservas del Banco Central estaban en rojo (-7.000 millones de dólares).
En abril el gobierno anunció pomposamente el lanzamiento de “la fase 3 del programa económico” y que levantaba el cepo para que los particulares pudieran comprar dólares. ¿Qué había pasado? Sencillamente que el FMI había decidido sostener a Milei hasta las elecciones, prestando 12.000 millones de dólares de entrega inmediata.
El gobierno pronosticó que, “ahora sí”, iban a entrar capitales extranjeros, y el dólar bajaría a 1.000 pesos. Nada de esto sucedió. Los capitales especulativos del exterior, el establishment y los buitres, apoyan políticamente a Milei y su ajuste, pero no están dispuestos a arriesgar un peso, temerosos de cómo sigue todo. Los especuladores financieros locales, por su parte, aprovecharon la apertura del cepo para salir a comprar dólares y fugarlos. En apenas tres meses, se llevaron al exterior un monto similar a todo lo que prestó el FMI.
El ¿plan? locoide de cortísimo plazo
A fines de junio ya se veía que el plan de aguantar con un dólar planchado ficticiamente sosteniendo así la inflación se empezaba a quedar sin nafta. El ministro Caputo salió con una frase que quedará para la historia: “si el dólar te parece barato, ¡Comprá campeón! ¡No te la pierdas!”. Dicho y hecho, se aceleró la venta de dólares, todos los especuladores que estaban en pesos haciendo carry trade (lo que antes se llamaba “bicicleta financiera”, o sea aprovechar las altísimas tasas de interés en pesos mientras el dólar estaba quieto) decidieron irse al dólar. En concreto, hubo una devaluación del 14% en julio.
Ahí arrancó la desesperación del gobierno y sus políticas locoides, con medidas casi diarias, que se pueden resumir en una sola, dicha explícitamente por el gobierno: “hay que secar la plaza, que no quede un peso en el mercado”. En la práctica empezaron a subir la tasa de interés a números estratosféricos, del 30% anterior (que ya era alto) hasta un 75%. Eso es lo que hoy se les paga a los bancos y otros especuladores financieros para que acepten renovar letras del tesoro (traducido: que le sigan prestando a corto plazo al gobierno). Esto aumenta la deuda en pesos del Estado con los bancos, a los que ya se les acreditan por mes cuatro veces más en concepto de intereses que todo lo que se destina en idéntico período para jubilaciones.
Pero todo esto apenas si evita que el dólar no se dispare del todo, pero no que, lentamente, su cotización siga subiendo, acercándose a los 1.400 pesos.
Nada de esto es gratis para el pueblo trabajador. Decenas de miles que, ante la imposibilidad de llegar a fin de mes con sus ingresos por el piso, venían pagando alimentos con tarjetas de crédito o consiguiendo préstamos para bicicletear sus deudas, se encuentran ahora con que no pueden pagarlas porque también para ellos las tasas se fueron a las nubes (arriba del 100%). Así, la mora de las familias ya está por encima del 5%.
Lo que se viene en el corto plazo
Posiblemente este tire y afloje entre el dólar y las tasas de interés, con super-ganancias para los especuladores que acierten, todo a costa de aumentar el hambre popular, continúe hasta las elecciones de octubre. Por supuesto, y lo dice el propio gobierno, no sabemos qué pasará después, y en gran parte dependerá del resultado electoral. Pero en todas las variantes pierde el pueblo trabajador. O bien porque se produce una gran devaluación y eso se traslada a precios y pulveriza más aún los salarios y las jubilaciones. O bien porque logran mantener el dólar sin que se le dispare a costa de super-tasas y más bicicleta financiera, quebrando a todos los que están endeudados.
Lo que sí es un hecho, es que el gobierno va a sostener el superávit fiscal primario (menos gastos que impuestos) a rajatabla. Algo que sólo se puede sostener ajustando al infinito, ya que no hay recorte que alcance para pagar los próximos vencimientos de deuda externa (19.000 millones de dólares sólo el año que viene), a lo que hay que sumar estos intereses que se acumulan de deuda en pesos.
El plan del gobierno, las patronales y el FMI
Mientras continúa este superajuste, con más motosierra, el gobierno pretende, si gana y se fortalece a avanzar con su programa estratégico, en el que sí hay pleno acuerdo con las patronales nacionales y extranjeras y el FMI. Se trata de la reforma laboral, liquidando todas las conquistas de décadas de la clase trabajadora, flexibilizando al extremo; más la reforma previsional, aumentando la edad jubilatoria, volviendo a crear jubilaciones privadas y liquidando los regímenes especiales (como el docente); más la reforma fiscal, que va contra las provincias, y en particular contra la educación y la salud.