Editorial

Ley de Glaciares . » Saqueo»

Que en estos días el Congreso de la Nación parezca una olla de presión donde  hierven todos los intereses está a la vista. Pewro, parece que el parlamento nacional está – por fín- ocupando el lugar central , al momento  de muchos de los debates más necesarios en el país, es también una novedad auspiciosa.

Una de las leyes que se encuentra esperandosu destino ( con dos proyectos presentados) y que de alguna manera es mas abarcativa en el futuro de las nuevas generaciones de argentinos es la Ley de Glaciares. La misma ahonda en la regulación y preservación de uno de los recursos más valiosos del planeta: el agua potable.  Recurso cada vez más escaso y que se alza como un bien estratégico incluso q1ue puede delinear la supervivencia de muchas sociedades en un futuro  no tan lejano, como suelen presentar las películas de ficción futurista.

Este proyecto de Ley, presentada este mes en Diputados por Miguel Bonasso, legislador de «Diálogo por Buenos Aires»y consensuada, ( que palabrita tan elástica) con el senador del FpLV, Daniel Filmus y apoynada fervientemente por el bloque Proyecto Sur que conduce Pino Solanas y el socialismo del diputado Claudio Lozano, propende a la protección de los glaciares y del ambiente periglaciar, fundamental  sistema  ecológico  a la hora de alimentar las cuencas hídricas en la mayor parte de nuestro territorio nacional. 

Miguel Bonasso"Tenemos un tesoro, que son los glaciares, que tenemos que cuidar, son fábricas de agua".

El punto fundamental es que esta defensa colisiona con los intereses de las empresas megamineras que pretenden explotar la cordillera hasta los bordes mismos del glaciar, sin respetar esta zona de preservación y utilizando, incluso, el agua de deshielo –la más pura de la tierra-, para la  limpieza y procesado de los minerales. De continuarse por este camino, los primeros perjudicados serían los pueblos de la montaña que quedarían sin agua potable ni para cubrir las más mínimas necesidades, como sucedió el año pasado en la provincia de Córdoba, llegando posteriormente a otras ciudades, muchas de ellas ubicadas a la vera de algún recurso hídrico.

Y todo para permitir la incesante acumulación de riquezas de empresas que, en su mayoría transnacionales, despachan el mineral al extranjero por miles de toneladas sin pagar , practicamente, impuestos y consiguiendo en muchos casos, hasta reintegros por este tipo de exportaciones.

Por otra parte, quienes quieren defender las bonanzas de esta actividad, por su impulso a las economías regionales,  señalándolas como generadoras de » mano de obra» en varias provincias cordilleranas, olvidan señalar que, si bien existe captación de personal en las primeras etapas ( mientras destruyen con explosivos montañas enteras e instalan sus grandes maquinarias), luego de la alta automatización que aplican estas empresas, el personal se reduce a no más de 50 personas que manejan  la maquinaria.

Lamentablemente, y queremos creer que en buena fé, hay legisladores que aún defienden a estos pooles  económicos sin ver que con ello, están defendiendo el cortoplacismo en contra del futuro de sus mismos coprovincianos.

El proyecto presentado por el senador Filmus como alternativa del presentado por Bonasso difieren en dos puntos esenciales: la inclusión del agua para el uso industrial que mencionáramos anteriormente o la severa restricción del espacio considerado como periglaciar libre de la explotación comercial de cualquier territorio o recurso considerado dentro del espacio periglaciar. Recordemos que este espacio nó protegido es al qiue aspiran  estos pulpos mineros internacionales.

Está en mano de la conciencia de nuestro legisladores  la elección entre un beneficio fundamental para el pueblo y aquello que sólo aportaría a la billetera de unos pocos… No será que, salvando lo obvio, pase como con el tema del cultivo de la soja.  Que se siembre un futuro de infertilidad en el suelo argentino y se repitan fenómenos de gran desocupación como la que hoy vive el campesino pobre  y altos índices de contaminación-  por los herbicidas que utilizan los sojeros sin mucho o ningún control.Y que se convalide por error, omisión o indiferencia, una vez más,  la cultura del SAQUEO.

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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