Ecología

El hielo de la Antártida cambia su color a un intenso rojo sangre

 

Imaginemos por un momento que vivimos en la Antártida y, un día, despertamos y observamos perplejos que el típico color blanco que caracteriza el continente helado ha cambiado a un fuerte color rojo sangre. Sea cual sea el lugar que miremos, ese color está presente.

En principio podríamos pensar que los animales que nos rodean se han vuelto locos y han comenzado una sangrienta batalla, pero la ausencia de cadáveres nos descoloca por completo ¿Qué ha podido pasar?

Esta escena, aunque parezca mentira, fue con la que se encontraron los científicos de la Base de Investigación Vernadsky de Ucrania hace unos días en la Antártida. Los investigadores determinaron que, en realidad, no se encontraron en medio de una matanza, sino con el “nacimiento” de unos microorganismos que se encuentran en la nieve.

Según el ecologista marino Andrey Zotov, de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, se trata del Chlamydomonas nivalis, un alga verde microscópica que es un muy común en las regiones heladas y nevadas de la Tierra, desde las regiones árticas hasta las alpinas.

Durante el invierno, estas algas permanecen en un estado de letargo, del que salen una vez que el buen tiempo hace acto de presencia. En ese momento, la luz comienza a calentar la prisión helada del Chlamydomonas nivalis, provocando que el alga se active y comience a desarrollarse.

“Se trata de unos microorganismos que necesitan la luz solar para crecer. En la Antártida ahora es verano, por lo que tarde o temprano aparecden en la nieve”, comenta Andrey Zotov.

En su fase inicial, los Chlamydomonas nivalis presentan un color verde debido a sus cloroplastos fotosintéticos. Sin embargo, a medida que maduran, aparte de perder sus habilidades motoras, desarrollan unas medidas de adaptación a su nuevo entorno extremo, entre las que se incluye una pared celular aislante secundaria y una capa de carotenoides rojos (los mismos pigmentos que dan la coloración naranja a una zanahoria o el rojo a un pimiento).

“Esta capa protege las algas de la radiación ultravioleta“, explicó el Centro Científico Nacional Antártico de Ucrania en su página de Facebook.

Un problema para el hielo
En principio, estos organismos pueden resultar inofensivos para el ecosistema que los rodea, sin embargo, lo cierto es que su color rojizo es perjudicial para mantener el frío en esas regiones.

Esto se debe a que los carotenoides están diseñados para ayudar a las algas a absorber más calor, que impulsará que nuevas regiones se descongelen y liberen los Chlamydomonas nivalis que contienen atrapados.

De hecho, un estudio realizado en 2016 mostró que el desarrollo de estas de algas puede disminuir la cantidad de luz reflejada por la nieve (un fenómeno conocido como albedo) en hasta un 13% en una temporada de fusión en el Ártico.

En 2017, otro grupo de científicos calcularon que las comunidades microbianas de la nieve, entre las que estaba presente el Chlamydomonas nivalis, impulsaron la descongelación casi en un 20% en las regiones de Alaska en las que se encontraban.

El problema es que, cuanto mayor es la fusión, mayor es la surgimiento de estos organismos que, a su vez, motivarán la descongelación del hielo, y así sucesivamente, convirtiendo a estas criaturas en un factor más a tener en cuenta en la desaparición de hielo planetario.

“El inicio temprano del verano está produciendo que se den más casos de este tipo”, concluye Andrey Zotov.

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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