Editorial. Néstor Kirchner… La muerte de la pasión

Murió Néstor Kirchner y fue como un baldazo de agua fría sobre la nación. Porque si hay un término que podía abarcar al ex presidente era el de la pasión, pasión por lo que hacia, pasión por sus ideas (equivocadas o no de acuerdo a quien opine), pero que habían impreso en la política argentina de los últimos años la obligación de plantear y discutir las ideas de fondo para definir el rumbo argentino hacia el futuro.

Con Néstor Kirchner las medias tintas no existían, aquellas estructuras que manejaron el país tradicionalmente desde las sombras, llámense Sociedad Rural, Techint o grupo Clarín, se vieron de pronto expuestas a la opinión pública y ni todo su poderío puede volver a sumir al pueblo en la ignorancia de quien es quien en nuestra nación. Lo concreto es que hay un antes y un después de su paso por el poder, porque después de esto hasta la derecha mas recalcitrante, si quiere tener votos medianamente significativos en cualquier elección, deberán incluir en sus propuestas medidas medianamente creíbles de contención social, nadie puede ya creer que, por ejemplo, se pueda dar marcha atrás en la Asignación Universal por Hijos o en el rescate de los fondos de las AFJP que los salvaron de la debacle de la crisis internacional. Ni de la importancia de la obra pública como desarrollo regional y generadora de trabajo. Hasta oponente políticos como Pino Solanas lo reconocieron como luchador: “le puso el cuerpo entero a la política y esta le cobró su precio”,

Ahora le toca a Cristina continuar con su modelo… nos queda la incertidumbre de quien pueda tener la medida para ocupar el espacio físico y pasional que Kirchner deja vacante. Evidentemente que hay muchos que estarán de festejo, por eso de que cuando el gato no esta los ratones bailan.

Ahora se redefinirán estructuras y balance de fuerzas, por eso de que en política los espacios vacíos se ocupan inmediatamente, pero el tamaño del espacio que Néstor Kirchner deja libre es tan grande que quien puede querer ocuparlo sin perder en la comparación…