Editorial

Obama sin careta

Un año ha pasado desde que Barak Obama asumió la presidencia de los Estados Unidos, y llegó la hora de los balances de una gestión que se vislumbra de diversas maneras pero que no puede ser denominada de exitosa.
En una editorial de revista LID de hace poco más de un año advertimos sobre fundamentar esperanzas en la gestión de este presidente, y lamentamos decir que teníamos razón. Esa esperanza llevó a un mundo deseoso de creer en medio de una crisis que lo conmovía hasta los cimientos, a otorgarle el premio Nobel de la Paz. El farol realizado por Obama respecto de levantar la base militar de Guantánamo, en Cuba, comprobada de torturas a prisioneros sin juicio pareció creíble, pero hoy luego de muchos anuncios la base continúa existiendo con su carga de infamia.
Al ser electo Obama capitalizó el voto rechazo contra la gestión de George Busb, pero el señor nobel de la pazDefensa de su predecesor, el responsable precisamente de llevar adelante guerras como la de Irak y Afganistán. Hoy en lugar del anunciado retiro de tropas se están alistando nuevas oleadas de marines con rumbo a estos países, al tiempo que presiona a Irán con vistas a apropiarse de las principales fuentes de petróleo en el mundo (o creyeron que era por ideología).
En América Latina, conjuntamente con la creación de la 4a Flota (¿para vigilar países supuestamente amigos?) que nos ronda, y la presión para montar cinco bases militares en Colombia, se suma ahora la ayuda humanitaria en Haití, consistente en enviar tropas de ocupación a un pueblo sin armas, o su papel en la tragedia de Honduras.
A este despliegue militarista, hay que sumarle la prolija continuación desde el Pentágono de la Política conocida como el “golpe blando”, destinado a desestabilizar países haciendo que sus habitantes peleen y desconfíen unos de los otros. En Bolivia esto llevo hace poco a la casi secesión de aquellas provincias con grandes intereses económicos norteamericanos, y en el continente en general, con el manejo económico de las grandes cadenas mediáticas en cada uno de los países, buscando desestabilizar la situación en todos ellos con el fin último de desmembrar el Marcosur y Unasur, cuya continuidad amenaza el desarrollo de los intereses norteamericanos en momentos en que su deuda externa, y su balanza comercial los tienen a mal traer. (Deuda que enjugan mediante la maquinita de imprimir billetes y que solventamos los demás países utilizando el dólar como moneda de cambio).
 En la reciente cumbre de Cancún se ve que los presidentes de la región han comprendido el real peligro de Estados Unidos, lo que se ve en las declaraciones de muchos de ellos y en la propuesta de crear un área común que incluya a todo el macrocontinente (Caribe incluido) dejando afuera sólo a los norteamericanos y sus socios canadienses. Ahora sólo cabe que los pueblos y sus representantes puedan dejar de lado tantas internas que nos dividen inútilmente y que sólo hacen el juego a nuestros vecinos del norte y sus aliados.

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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