Editorial

Volver a las bases

Hace treinta años se declaraba y se impedia una guerra que, antesala de Malvinas, pudo ser mas larga, mas cruel y mas injusta que esta última porque se iba a desarrola entre hermanos. Videla y Pinochet, socios trasandinos en el plan Cóndor, respondían de esta manera a los manejos del Foreing Office Britanico, que desde siempre había marcado a fuego su presencia en las políticas de Chile y de Argentina, que se verían a su vez frustrados por la intermediación del Vaticano a través del cardenal Antonio Samoré, y terminaría estallando en nuestro archipiélago austral pocos años despues (manejos que en esta última ocasión permitirían al Almirantazgo pirata los fondos y la autorización necesaria para la renovación total de su flota, demorada por el voto laborista en la Camara de los Comunes).

De ambos lados de la cordillera veían, mas alla de los discursos supuestamente patrioticos, la posibilidad de consolidar el frente interno de sus dictaduras dándose a la gente una "causa nacional" que los que los distrajera de su real situación de sumisión y, ala vez, les permita el blanqueo "elegante" de miles de muertos-desaparecidos que esperaban en susu tumbas salir a la luz.

Miles de conscriptos esperaban en tensión el inicio de lo inevitable, con un paracaidas en la espalda y arriba de un avión con los motores en marcha, como fue el caso de algunos amigos, cuando el aviso radial de la mediación del anuncio papal, permitio a esa altura increible la contraorden y el regreso a las bases.

Hoy, a treinta años de distancia en mis recuerdos ¿que ha cambiado?. Dos presidentes (algo que ya de por si es inedito) se reunen en Monte Aymond para colocar la piedra fundamental de un monumento por la paz entre los dos países y en honor de Juan Pablo II, el providencial mediador. Es un testimoño a la fraternidad en momentos en que la democracia ha sacado patente de ciudadanía en todo nuestro continente (al sur del Rio Grande), y por primera vez nuestros líderes políticos se reunen en un proyectos en comun (Mercosur, Unasur, Banco del sur…) y en ideales firmes de unidad. Por primera vez en la historia reciente de la región, el viejo imperio (inglaterra) y el nuevo imperio (Estados Unidos) ven reducida su influencia a la minima expresión, a nivel de ver como fracasan sin solución de continuidad sus iniciativas económicas -llamese ALCA- o políticas el aislamiento continental de Cuba recientemente reincorporada a la comunidad latinoamericana mal que le pese al señor Buh.

Chile, esa guerra que no fue, esa guerra abortada en el momento mismo en que iba a comenzar no debe olvidarse,porque su recuerdo en contraste con la realidad de este este presente, nos permite comprender en plenitud el valor de la democracia como herramienta de paz y como nexo de unión entre los pueblos, y precavernos contra la siempre dispuesta injerencia extranjera, que historicamente a aplicado en Latinoamérica el "Divide y Venceras" para concreción de sus negocios.

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