Columnistas

«Vuelta de Obligado y Soberanía» por Alfredo Antonuccio

Diputado  del FpLV Provincia de Buenos Aires Miembro de la Corriente Peronista Federal Director del Centro de Estudios “Perón Vive”

La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, como parte del enfrentamiento entre el gobierno de la Confederación Argentina, liderada por Juan Manuel de Rosas y a la escuadra anglo-francesa,cuya intervención se realizó con el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo Pero en realidad pretendían lograr garantías que permitieran el comercio y el libre tránsito por el estuario del Plata y todos los ríos interiores pertenecientes a la cuenca del mismoEn ese entonces, Juan Manuel de Rosas, Gobernador de la provincia de Buenos Aires, era el depositario de las relaciones exteriores de la Confederación. En la segunda gobernación, Rosas había empezado la independencia comercial en la región , promulgando la ley de aduanas, expropiando el Banco Nacional, prohibiendo la exportación de metales e imponiendo fuertes aranceles a la navegación de buques extranjeros en los ríos interiores para proteger las nacientes industrias locales. En 1840 logró vencer el bloqueo de los franceses en una primera in-tervención armada y, la experiencia de esa lucha, la sabría aprovechar para vencer a la segunda intervención conjunta de Inglaterra y Francia. Unida toda la Confederación, expulsados los aliados internos que trabajaban para las potencias agresoras.Valiéndose de las contradicciones de ambos imperios la victoria estaría asegurada, sumando a ello la oposición de una fuerte resistencia militar a la invasión, haciendo que ésta resultara totalmente improductiva para los interventores.

Ese 20 de noviembre de 1845, un convoy comercial de noventa navíos mercantes custodiado por buques de guerra ingleses y franceses, intentarían remontar el Río Paraná en demostración de no existir soberanía Argentina sobre el río, llevando mercaderías a las provincias del litoral y al Paraguay. La intención era ocupar los ríos interiores con sus escuadras, obligando a la «libre navegación»del Plata y sus afluentes. Convirtiendo así a Montevideo en una factoría comercial para ambas potencias. Con patriotismo, inteligencia y astucia, Rosas preparó la defensa cerrando el Paraná con baterías escalonadas a lo largo de sus costas para librar batalla contra sus agresores. La principal defensa se encontraba en la Vuelta de Obligado al norte de la ciudad de San Pedro. Allí, el General Lucio V. Mansilla hizo tender de costa a costa sobre 24 lanchones tres gruesas cadenas para impedir el paso de las embarcaciones y ocupó con dos mil hombres las trincheras y baterías emplazadas en el lugar.

Cuando los extranjeros avanzaron, Mansilla ordenó la defensa y proclamó a la tropa: «¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que recorre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!». Las bajas de los argentinos resultaron muchas por el heroísmo en la defensa de la posición y por la desproporción en el armamento, pero el hecho, demostraría a los interventores que no podrían vencer, pues la guerra de resistencia sería franca e implacable. Las noticias de las pérdidas comerciales sufridas por el convoy y los relatos de la hidalguía y bravura de los argentinos llegaron a Londres. Los tenedores de bonos de deuda argentina reclamaban el fin de la intervención para poder cobrar. Ante esta situación, los gobiernos extranjeros ordenaron el retiro inmediato e incondicional de sus escuadras en el Plata desagraviando al pabellón argentino con 21 cañonazos.

La victoria Argentina , demostró que los triunfos no dependen de quien tenga más soldados y mayor poder de fuego, sino, de quien tenga la más inteligente y ordenada estrategia, sin divisiones en el frente interno y llevando una excelente política exterior que explote las contradicciones del adversario.Con este tramo del discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Día de la Soberanía Nacional. Y la excelente medida que estableció por medio del decreto presidencial (2010) el día 20 de noviembre como Día de la Soberanía. Además de emplazar un monumento «Las Cadenas» todo símbolo de resistencia al imperialismo. Recordamos a esos patriotas que no dudaron en defender la patria aun a costa de perder su vida. Esto nos convocaba a revisar la historia y que juntos construyamos un relato sobre el pasado y el presente. La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, nos decía aquel día « yo creo que el mejor homenaje que podemos hacer a estos hombres y mujeres en el Bicentenario, a los 165 años( hoy hace un año más) de aquella gesta maravi-llosa, es, precisamente, entender la necesidad de la unidad nacional. No como un objetivo declarativo, sino como un instrumento para lograr definitivamente la construcción de una gran nación como soñaron Rosas, San Martín, Belgrano, Moreno, Castelli, Monteagudo, todos los hombres y todas las mujeres que lucharon por esos ideales.

 

Sergio Stadius

Periodista en Gremios, Política. y Medios UBA - Ex jefe de Prensa del IRAM. Director Hurlingham en Movimiento y de Revista Líder.

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